WUNJO, Música para el nuevo Siglo JOB HERNÀNDEZ / Members

JOB HERNÀNDEZ PATIÑO

Directo en WUNJO, MÙSICA PARA EL NUEVO SIGLO Desde el mar hasta la sierra y el concreto... Job Hernández Patiño: Nacido cerca del mar (Acapulco Gro.) hacia el final de los 50, es llevado en los 60 a meterse entre la Sierra de Tamazunchale en San Luis Potosí, a llenarse los sentidos de huapangos y sonidos naturales. En los 70 los trae de pleno a esta urbe, a este hermoso monstruo gigantesco que es el D. F., que nos hace navegar y mezclarnos entre sus calles. Que nos lleva a juntarnos con unos tales que han tomado por misión, dar a su voz el canto y en las letras opinión... Y de ahí, aquí hasta la fecha. Con salidas y regresos, con subidas y voladas y a veces hasta bajadas. Con todo lo que implica andar prendido a la vida y como punto de partida, el hacer. Dejo a su oído mi voz y guitarra con base (casi siempre) en rítmicas mexicanas. Con historias de la vida cotidiana o de plano, hasta, o simplemente hormonales. Ojalá que estas rolas y roleros rolen y que esos oídos escuchen... ¡Hay que vivir a más no dar casi al total y después tal vez morir! Job Fusiones del ayer, del hoy y del mañana... La ya larga experiencia y trayectoria de Job Hernández en el ámbito musical se sintetiza ahora en la propuesta del grupo Wunjo. Como etnomusicólogo ha sabido rescatar las variadas formas rítmicas de este país tan plural como lo es México para darles, sin embargo, un matiz muy particular al fusionarlas con sonidos contemporáneos como el jazz. En su trabajo se integran, además de los ritmos de México, diferentes ritmos de América y Africa y, con la mezcla de instrumentos de origen autóctono y contemporáneos (ocarinas, saxo, teponaxtle, batería, violín, huesos de fraile y diversas percusiones) hace que la música mexicana cobre un nuevo impulso capaz de trascender nuestras fronteras para que nuestras voces sean escuchadas en todo el mundo. Un poco de andar rolando... La calidad interpretativa de Job Hernández le ha permitido participar, tanto en presentaciones como en grabaciones, con diferentes grupos y solistas de renombre como Amparo Ochoa, Gabino Palomares, Tehua, Chava Flores, Adrián Goyzueta, Guadalupe y Viola Trigo, Grupo “Machete”, Jorge Buenfil, Guadalupe Pineda, Oscar Chávez, etc. Su trabajo como compositor se ha visto reflejado en arreglos para Teatro, Danza, Cortometrajes y videos. Ha colaborado en diferentes obras de Teatro y Compañías de Danza integrando a su propia “visión” musical las formas plásticas de estas otras expresiones artísticas que se manifiestan en sus diferentes composiciones. A la par, sus sentidos se han visto enriquecidos gracias a las presentaciones realizadas por todo el territorio nacional, los Estados Unidos, el Sur de Canadá, El Salvador y Cuba, cobrando forma en esta nueva propuesta que en palabras del mismo Job la definen de manera clara: “Un sonido como punto de partida, una sucesión de movimientos y de temas; pausas, entradas, diálogo de voces. Impresión de los sentidos con una gama de imágenes sonoras que nos hagan rememorar los aires y rumores de nuestra historia, los paisajes que dibujan nuestro territorio. Se trata, ante todo, de abrir el horizonte a la imaginación, de dar vida a los símbolos que conforman a este México, de ampliar los umbrales de percepción para abrir al espíritu a nuevas experiencias. Provocar las quietas vibraciones del alma al emitir y propagar nuestro sonido para que el oyente lo vista con elementos de su propia experiencia. La nuestra, es una manera de llenar los silencios con significado y darles vida y movimiento” Sembrando semillas... Job Hernández también ha dejado huella en la expresión de la música mexicana. En el tiempo en que cursaba sus estudios en el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM, se unió a un grupo de estudiantes para trabajar en la investigación e invención de su propia música conformando el grupo “Vientos para un nuevo día” que se caracterizaba, ante todo, por su tinte político y social vinculado al pueblo. La calidad de sus interpretaciones y su compromiso les abre las puertas de diferentes foros representativos de la cultura nacional como el Centro Cultural David Alfaro Siqueiros; el Teatro de la Ciudad de México; el Foro Isabelino; el Foro del Museo Universitario de Ciencias y Artes; la Sala Manuel M. Ponce, etc, así como aquellos otros de diferentes Universidades del país. Este grupo obtuvo el primer lugar durante el cuarto festival de poesía hispanoamericana por la interpretación y musicalización de algunos de los poemas de Miguel Hernández. “Vientos para un nuevo día” no era sólo un grupo más sino un grupo que abrió brecha a la expresión de la “nueva canción mexicana” y que influyó en otros grupos que se conformaron posteriormente. Más tarde, como director de un nuevo grupo, 0.720 Aleación, y con arreglos todos originales se convierte en uno de los precursores del movimiento de fusión en la música mexicana. Este nuevo grupo (que en su mayoría integraba al Vientos...) abre una nueva propuesta en la que se integran manifestaciones musicales propiamente mexicanas con arreglos especiales de jazz y rock. En una entrevista realizada al grupo en 1985 para el diario La Jornada queda descrito el sentido de este trabajo: “...Abraham Viñas le sopla a la flauta y tañe la huapanguera y el bajo, Job Hernández rasga el bajo y la guitarra, Carlos Torres pulsa el arco del violín, Eduardo Zamarripa se multiplica en guitarra, violín y piano y Carlos Castro percute tambores, metales y otros aditamentos para producir las piezas que identifican a 0.720 Aleación con los rituales tarahumaras, las pirecuas michoacanas, los sones huastecos y la amalgama consecuente de los sonidos nacionales, desparramados por todo el país, pero siempre con un latido citadino, un pulso urbano...utilizando estructuras del son afroantillano, del rock, del canto nuevo, del jazz inclusive...todo esto fusionado en una aleación contemporánea”. Así, 0.720 Aleación, al igual que el Vientos se caracterizó por la búsqueda de revitalizar la expresión de la música mexicana, de abrir camino a nuevas formas de expresar nuestros sonidos nacionales. Job ha estado presente tanto en la organización como en la participación artística en un sin número de festivales artísticos de danza, teatro, poesía y música: Festival Internacional Cervantino; Festival de la Frontera; Una razón para juntarnos; Festival de Jazz en la sala Hollín Yolitztli; festivales de apoyo a las luchas de los pueblos nicaragüense, salvadoreño, cubano, mexicano, etc; festivales de aniversario de la Peña Tecuicanime; XI Festival de las juventudes de la Habana, Cuba; Festival Internacional de Puebla, etc. De trovas y trovadores... Job Hernández es ante todo un trovador en el sentido más original de la palabra ya que, como aquellos primeros trovadores, se ha atrevido a rebasar los cánones establecidos empleando nuevas formas, melodías y ritmos que revitalizan la música popular pero, sobre todo, que dan expresión a las voces de nuestra alma, desde el amor hasta nuestra historia o vida cotidiana. En este sentido, su trabajo como solista constituye la integración de una diversidad de géneros musicales, de rítmicas nacidas de nuestra tierra americana, de mensajes y sentidos vinculados a la búsqueda de nuevas formas de ser y hacer. A través de un trabajo de recopilación de diferentes propuestas musicales Job intenta mantener despierta, en su público, la memoria de la historia no contada, la memoria de la palabra hecha sonido, de esa palabra que da cuenta de la vida cotidiana tanto del campo como de la ciudad. En sus presentaciones como solista, además de mostrar su propia propuesta como compositor y poeta, Job hace coincidir las voces de diversos compositores y músicos como la de Oscar Chávez que ha sido un gran recopilador de la música mexicana; la de Gabino Palomares que, a través de su constancia en el trabajo de la composición, continúa revitalizando diversos géneros como el corrido, el huapango, el son y el bolero; David Haro, Marcial Alejandro y Daniel Tuchman, cada uno con su estilo muy personal tanto en el manejo de la guitarra como de las armonías; voces que narran a manera de crónica la historia urbana de colonos y obreros como la de León Chávez Texeiro; o la de un Roberto González que enfoca su mirada más hacia la clase media; voces que, aunque han sido pronunciadas desde ámbitos muy locales como Cuba, Chile, Brasil y Uruguay trascienden sus fronteras y han hecho de América una sola voz, la voz de todos aquellos que en forma clandestina, soterrada o excluida de la versión oficial, forman parte de la memoria de los pueblos. Y sigue la necedad... Como aquellos otros que siempre andan buscando, Job es ante todo un necio, no deja de agarrarse de las raíces rítmicas y melódicas de nuestro país, de hurgar en el pasado o en la memoria de nuestro pueblo como un punto de partida desde el cual nos dejemos llevar hacia una espiral ascendente donde nuestros recuerdos puedan transformarse en actitudes nuevas frente a lo que hemos sido, somos y podemos ser como raza, como pueblo y como personas. Wunjo, “música para el nuevo siglo”, es el resultado de un proceso de maduración e integración de la trayectoria artística de Job. Sus participantes son de una excelente calidad musical: Alfredo Velásquez en la batería y las percusiones, Javier Guillén y Jorge Gaytán multiplicando las voces de los violines, Sergio Hidalgo en el bajo y Job en la guitarra y voz. Su trabajo, como cualquier trabajo artístico, es una de las formas de expresión de ese lenguaje simbólico que integra la cosmovisión de los pueblos, pero que, también, da movimiento a nuestro hacer y a nuestra historia. Wunjo , es el sonido de nuestras memorias, es su movimiento desde el ayer al ahora y con miras al mañana. ATENTAMENTE Job Hernández Patiño Director Cel: 551322-1510 Mail. Wunjo57@yahoo.com jobhernandez@hotmail.com https://www.youtube.com/user/tamajob https://www.youtube.com/channel/UCJCMOu5INiKfe8v9NH7H44Q http://www.ibermusicas.org/es/catalogo/2848